El ser humano siempre
ha utilizado estas preguntas para encontrar respuestas que le permitan
comprender su realidad.
• ¿Qué?
• ¿Cómo?
• ¿Cuándo?
• ¿Dónde?
• ¿Por qué?
• ¿Quién?
Para encontrar la respuesta,
será necesario en primer lugar formular las preguntas adecuadas. Según el
creativo Chic Thompson, la respuesta a un determinado problema podría
encontrarse no interrogándose sobre el problema en sí mismo, sino comenzando
por formular preguntas universales.
En vez de tratar de resolver
ese problema, intente resolver otros
que puedan incidir sobre el problema en cuestión. Así, se debe comenzar
preguntándose "por qué" un problema ocurre, pero luego preguntando
"por qué" cuatro veces más.
El principio de
discontinuidad: encontrando las respuestas adecuadas
Cuanto uno más se acostumbra
a algo, ese algo es menos estimulante para nuestro pensamiento. Pero cuándo se
interrumpen los patrones habituales de pensamiento, surgen ideas que crean un
gran estímulo para todo el acto creativo, ya que ellas nos fuerzan a realizar
nuevas conexiones para comprender la situación.
Por eso, sería importante
que trate de programar ciertas “interrupciones” en su vida diaria. Para poder
generar estas ideas, escuche una diferente estación de radio, cambie de diario
o lea y revise revistas o sitios de Internet que no leería normalmente. Mire un
programa de televisión distinto al de los géneros habituales, y cocine otro
tipo de comida.
Lo que el creativo Edward de
Bono denomina “ideas provocativas”, es decir estas ideas que pueden romper los
patrones habituales de pensamiento, a menudo dan paso a otras impensadas ideas
que podrían ser muy útiles.
Así, al yuxtaponer estas
ideas, es decir las provocativas, las viejas o habituales, y las que surjan del
nuevo cambio, se crearan nuevos senderos y se mejorará en esta técnica poética,
es decir de creación sin determinantes -al que los orientales denominan poesía
haiku y Zen koans-, que puede lograr formular los verdaderos problemas y
destrabar todos los candados que impuso Occidente a lo largo de su historia,
para arribar a las respuestas más certeras.
Existe
la realidad objetiva, que es la que sucede en nuestro ámbito externo: las
condiciones y estímulos que nos llegan a través de nuestros cinco sentidos y la
realidad subjetiva, que es la que se da únicamente dentro de nosotros mismos.
Es
la realidad subjetiva la que rige nuestra conducta, es decir, la realidad que
sucede dentro de nosotros. La explicación de este fenómeno reside en que
nuestro cerebro no distingue entre un acontecimiento real y un acontecimiento
imaginado. Esto queda demostrado en el magnífico libro "Psico
Cibernética", del Dr. Maxwell Maltz (Editorial Open Prject Books)
Maltz
explica cómo funciona el cerebro: científicamente, el cerebro es nuestro
"ordenador central". Controla todas las funciones del cuerpo, tanto
las conscientes (caminar, correr, leer) como las inconscientes (la respiración,
los latidos del corazón, la digestión, etc.)
Cuando
sucede algo, el cerebro da las órdenes pertinentes al cuerpo para responder
adecuadamente a lo que está sucediendo: segregar adrenalina, salir corriendo...
Esto pasa tanto cuando el suceso es objetivo como subjetivo: cuando imaginamos
que algo va mal, el cerebro ordena al cuerpo la respuesta adecuada. Es por
esto, por ejemplo, por lo que el estrés nos afecta tanto. Se calcula que el 90%
de las consultas médicas en Estados Unidos están relacionadas con el estrés.
Pero
más allá de una respuesta física, el cerebro programa una respuesta
psicológica. De acuerdo con la información que tiene, el cerebro programa una
pauta de conducta: nos comportamos de una manera o de otra, según sea el caso
y, según como nos comportamos, obtenemos los resultados que deseamos o los que
no queremos.
Esa
es la importancia y el "secreto" de la visualización: al crear una
realidad subjetiva, el cerebro programa la pauta de conducta adecuada, y esta
pauta nos lleva a los resultados. De nosotros depende que esta realidad que
creemos sea la correcta o la que más nos beneficie.
Si
tenemos una visualización creativa de salud, prosperidad, energía o felicidad,
es lo que obtendremos. Crearemos nuestra realidad futura.
Las regla de los “por qué”
1.
¿Por qué fracasó la campaña?
Porque la música no atrajo a los clientes potenciales
2.
¿Por qué la música no atrajo a los
clientes potenciales?
Porque no se entendía la letra y el volumen era muy elevado
3.
¿Por qué los clientes rechazaban esas características?
Porque no están acostumbrados a ellas
4.
¿Por qué no están acostumbrados a
ellas?
Porque en sus tiempos de juventud no estaba de moda música así.
5.
¿Por qué ocurría esto?
Porque el target de clientes potenciales es de mayor edad que el que se suponía
eran los principales compradores del producto.
La
segmentación adecuada resuelve el problema.
Pregunte "por
qué" está ocurriendo el problema y luego pregunte "por qué"
cuatro veces más. Por ejemplo...
1. Por qué se paró la máquina?
Se quemó un fusible
por una sobrecarga
2. Por qué hubo una sobre carga?
No había suficiente
lubricación en los rodamientos
3. Por qué no había suficiente
lubricación?
La bomba no estaba
bombeando lo suficiente
4. Por qué no se estaba bombeando
suficiente lubricante?
El eje de la bomba
estaba vibrando como resultado de la abrasión
5. Por qué había abrasión?
No había filtro, lo
que permitía el paso de partículas a la bomba.
La
instalación de un filtro resolvió el problema.